La circulación de vehículos a motor se rige por una serie de normas cuyo incumplimiento supone la imposición de sanciones por la administración que se conocen comúnmente como multas de tráfico. El contenido de estas multas de tráfico puede consistir en la privación durante un tiempo del permiso de circulación, o en una sanción económica variable según la gravedad de la infracción.
Las multas de tráfico son, en todo caso, susceptibles de recursos administrativos que pueden determinar que queden sin efecto, bien porque ha sido indebidamente impuesta por los funcionarios competentes, o bien porque la administración ha cometido alguna irregularidad formal en la tramitación del expediente administrativo correspondiente. En ocasiones la administración puede cometer errores en la tramitación de las multas de tráfico, que determinan la ineficacia de la sanción.
Desde el uno de julio de 2006, la violación de las normas de circulación puede conllevar, asimismo la perdida de los 12 puntos- 8 en el caso de conductores noveles- con que cuenta cada conductor. También esta nueva modalidad de sanción puede recurrirse recuperándose de esta manera los puntos.
Las multas de tráfico más frecuentes son las relacionadas con el aparcamiento de vehículos, exceso de velocidad, alcoholemia, señalización y documentación. Frente a cada una de estas clases de multa, puede reclamarse, utilizando los cauces adecuados y ante el órgano competente en cada caso.
Por otra parte, las multas de tráfico pueden deberse a infracciones graves, menos graves o leves, lo que conlleva una graduación de la sanción, que puede ser desde los 91 euros hasta los 602 euros. En cada uno de estos casos la sanción tiene un plazo de prescripción transcurrido el cual la multa de tráfico quedará sin efecto.
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